miércoles, 6 de octubre de 2010

Fobia escolar

Tradicionalmente, el término “fobia escolar” se utilizaba para describir a aquellos niños que
manifestaban ansiedad por tener que ir al colegio. Solían mencionarse ansiedad grave y síntomas
somáticos tales como mareo, dolor de estómago y náuseas que hacían que el niño se quedara en casa. Los
padres, preocupados por la salud y la ansiedad del niño, a menudo eran reacios a forzar la asistencia del
niño al colegio. Sin embargo, no estaba claro que en todos los casos el niño realmente temiera la situación
de ir al colegio. Así pues, algunos investigadores se cuestionaron si era adecuado el empleo del término
fobia escolar para describir este trastorno. En efecto, en muchos casos la fobia escolar parecía estar
relacionada con el miedo a separarse de la madre y del hogar.

Este tema, que la evitación escolar puede ser simplemente una manifestación de un miedo mucho
mayor por separación, se ha aceptado desde hace mucho tiempo. De este modo, algunos estudiosos han
sugerido un término más amplio, “rechazo al colegio” (p.ej. Hersov, 1960), el cual ha recibido una gran
aceptación. A pesar de todo, podría entenderse que este término implica la decisión consciente por parte
del niño de negarse a ir al colegio, lo cual no parece ser aplicable en todos los casos. Encontramos, pues
que sigue habiendo un gran desacuerdo conceptual y una gran confusión terminológica en la literatura
especializada.

CLASIFICACIÓN

Debemos diferenciar la fobia escolar que se trata de ansiedad relacionada con alguna situación
escolar como un profesor, una asignatura, burla o violencia de compañeros de clase etc., además de
intensa ansiedad anticipatoria el día o días anteriores con síntomas físicos y empeoramiento después de
vacaciones o enfermedad., durante la que el niño se encuentra en su casa con el permiso expreso de sus
padres, de lo siguiente:

-

Hacer novillos: Asociado a adolescentes con trastorno de conducta, con familias
desestructuradas y que no supervisan a los hijos. Los adolescentes están con amigos que
tampoco van al colegio y los padres no saben donde están.

-

Ansiedad de separación: Más frecuente en niños que adolescentes. Intensa ansiedad al separarse
de sus padres o casa. Miedo por la salud de padres o de ellos mismos. Tampoco van a parque,
cine, etc. sin los padres. Muchas veces está asociado a depresión. Se van aislando de amigos,
apáticos y tristes en todas las situaciones.

PREVALENCIA

Normalmente, estimamos que el rechazo escolar se produce entre el 0,4 y 1,5 % de la población
general, No obstante, es interesante ver como algunos estudios señalan que hasta un 69 % de los sujetos
a los que se ha indicado atención clínica por algún tipo de fobia infantil. La prevalencia del trastorno
de ansiedad por separación es incierta, si bien el DSM IV lo describe de los trastornos de ansiedad más
frecuentes en el niño, con una prevalencia estimada de alrededor del 4%.

Por último, el rechazo al colegio puede darse en niños de todas las edades.

ORIENTACIONES A LOS PADRES

Si se hace cumplir la regla de la asistencia diaria a la escuela, el problema de la fobia escolar
mejorará en forma notable en una o dos semanas. En cambio, si no le exige a su hijo que asista
diariamente a la escuela, los síntomas físicos y el deseo de quedarse en casa se volverán más frecuentes.
Cuanto más tiempo pase su hijo en casa, tanto más difícil le resultará volver a la escuela. Podrían estar en
juego la vida social y la educación futura del niño.

En cuanto a las tareas de prevención, los niños de edad preescolar se pueden beneficiar de
experiencias estructuradas con otros adultos. Los padres pueden ayudar a los niños a separarse de
las personas que los cuidan de varias maneras. Por ejemplo, pueden dejarlos con una niñera o en una
guardería que sea segura. Muchas comunidades tienen oportunidades para niños de edad preescolar tales
como la hora de cuentos en la biblioteca, adiestramiento religioso como escuela bíblica, actividades
recreativas, escuelas, etc.

Cuando el niño se alborota al separarse de los padres, la mejor estrategia es informarle,
calmadamente, que el padre/ madre regresará y que el niño tiene que quedarse, entonces debe irse rápido.
Usualmente los niños tienen más dificultad si los padres toman mucho tiempo al despedirse, se enojan,
esperan a que el niño se calme o intentan razonar con el niño. Una separación firme y con cariño es mejor
tanto para los padres como para el niño.

Las personas que trabajan en guarderías típicamente informarán que la angustia del niño
desaparece rápidamente. Sin embargo, los niños cuyos padres prolongan la separación o que han tenido
experiencia poco exitosa de una separación, necesitarán más tiempo o apoyo para calmarse. Esto
puede ser porque han aprendido que su angustia hace que sus padres los rescaten de la separación. Las
experiencias positivas de separación en la edad preescolar facilitan la transición a primaria.

¿QUÉ PUEDEN HACER LOS PADRES?

1. Insistir en el retorno inmediato a la escuela.

La mejor terapia de la fobia escolar es ir diariamente a la escuela. Los temores se superan enfrentándolos
cuanto antes. La asistencia diaria a la escuela hará que casi todos los síntomas físicos del niño mejoren.
Los síntomas se volverán menos intensos y se presentarán con menor frecuencia y, con el tiempo, el niño
volverá a disfrutar de la escuela. Sin embargo, al principio el niño pondrá a prueba la determinación de la
madre de enviarlo a la escuela todos los días. Los padres deberán hacer que la asistencia a la escuela sea
una regla rigurosa, sin excepciones.

2. Los padres deben ser particularmente firmes las mañanas de los días de escuela.

Al principio, las mañanas pueden ser difíciles. Nunca se le debe preguntar al niño cómo se
siente porque esto lo estimulará a quejarse. Si el niño está suficientemente bien para estar levantado
y andar de un lado a otro dentro de la casa, está suficientemente bien para poder ir a la escuela. Si se
queja de síntomas físicos, pero son los ya ha mostrado en otras ocasiones, deberá ser enviado a la escuela
inmediatamente con mínima discusión.

En el caso de que los padres no estén seguros acerca de la salud de su hijo, deben enviarlo a la
escuela de todos modos; porque si los síntomas empeoran después, la enfermera de la escuela podrá hacer
una reevaluación del estado de salud del niño. Aunque se le haga tarde, el niño debe ir a la escuela. Se
deben hacer los arreglos de antemano para el transporte del niño en caso de que pierda el autobús escolar.
Si el niño se va caminando a casa por cuenta propia durante la hora del almuerzo o el recreo, debe hacerse
regresar a clase de inmediato.

Algunas veces un niño puede llorar y gritar, negándose absolutamente a ir a la escuela. En ese
caso, después de hablar con él sobre sus temores, se le debe llevar. Uno de los padres podría ser mejor
que el otro en hacer cumplir esto. Incluso en algunas ocasiones, un pariente puede encargarse del asunto
durante unos días.

3. Coger una cita para que el niño vaya a ver a su médico la misma mañana si se queda en casa.

Si el niño tiene un síntoma físico nuevo o parece estar muy enfermo, es probable que los padres
quieran que se quede en casa. Si tienen dudas, probablemente su médico puede determinar la causa de
la enfermedad del niño. Si el síntoma es causado por una enfermedad, puede iniciarse el tratamiento
apropiado. Si el síntoma es causado por ansiedad, el niño deberá volver a la escuela antes del mediodía.

La colaboración entre los padres y el médico logrará así resolver incluso los problemas más difíciles de
fobia escolar. Probablemente, los padres deberían hacer que el niño permanezca en casa cuando tenga
algunos de los siguientes síntomas:

-

Fiebre de más de 37.8°C (100°F) tomada oralmente.

-

Vómitos (más de una vez) .

-

Diarrea frecuente.

-

Tos frecuente

-

Erupción cutánea generalizada

-

Dolor de oído

-

Dolor de muelas.

En cambio, los niños con dolor de garganta, tos moderada, secreción nasal u otros síntomas de
resfriado, pero sin fiebre, pueden ser enviados a la escuela. Los niños no deben permanecer en casa
por "parecer enfermos", "tener mal color", "tener ojeras" o "estar fatigados".

4. Solicitar la asistencia del personal de la escuela.

En general, las escuelas son muy comprensivas acerca de la fobia escolar, una vez que se les
notifica el diagnóstico, porque este problema es muy común. Deben informar al maestro de la escuela
que, si los síntomas del niño aumentan, deje que se acueste de 5 a 15 minutos en el despacho del director
u otro lugar, en lugar de enviarlo a casa. A menudo resulta útil hablar acerca de la situación con el
director o jefe de estudios del colegio de su hijo.

Si el niño tiene algunos temores especiales, como recitar en clase, el maestro generalmente hará
concesiones especiales.

5. Hablar con el niño sobre su temor a la escuela.

En algún momento, que no sea una mañana de escuela, hablar con el niño sobre sus problemas,
alentarlo a decir exactamente lo que le molesta, preguntarle qué es lo peor que podría pasarle en la
escuela o en el camino a la escuela. Si hay una situación que pueda cambiar, decirle que harán todo lo
posible por cambiarla. Si les preocupa que los síntomas puedan empeorar en la escuela, asegúrenle que
puede acostarse unos minutos en el colegio según lo necesite. Después de escucharlo atentamente, deben
decirle que entienden sus sentimientos, pero que sigue siendo necesario que asista a la escuela mientras
mejora.

6. Ayudar al niño a pasar más tiempo con otros niños de su edad.

Fuera de la escuela, los niños con fobia escolar tienden a preferir estar con sus padres, jugar
dentro de casa, estar solos en su cuarto, ver mucha televisión, etc. Muchos no pueden pasar una noche en
casa de un amigo sin desarrollar un sentimiento abrumador de nostalgia. Necesitan estímulo para jugar
más con sus compañeros.

Esto puede ser difícil para los padres que disfrutan de la compañía del niño, pero a la larga
es el mejor curso de acción. Es necesario que alienten a su hijo para que se asocie a clubes y equipos
deportivos (por lo general, prefieren los deportes que no son de contacto físico). Además es conveniente
que envíen más frecuentemente a su hijo fuera de casa o a las casas de otros niños. Pueden invitar a los
amigos de su hijo a salir con su familia o a pasar la noche en su casa. La experiencia en un campamento
de verano podría resultarle sumamente beneficiosa.

Asociación Psicopedagógica de Ceuta

Fuente: psicopedagogía.com

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